jueves, 3 de enero de 2013

Vampire


¿Qué es lo que te detiene para saciar tu ansia más intensa? ¿Qué es aquello que sujeta tus pies al frío suelo sin dejar que caigas una y otra vez en la oscuridad? ¿Por qué detienes tus instintos? ¿Para que no continuas con tu naturaleza?

Una y otra vez estas preguntas surcan mi mente. ¿Por qué lo hago? Aun no lo sé. Quizá quiera sentir la poca humanidad que me queda o tal vez sea un anhelo por recuperarla. Se lo que soy, se lo que siento, también se que el resto desconoce mi naturaleza aunque ya me cuesta ocultarlo en mi mirada. Conforme la noche cae, oigo los latidos de cada una de las personas que se cruzan en mi camino. Puedo escuchar como recorre la sangre por todo su cuerpo, llamándome, gritándome que la succione hasta dejar aquel cuenco de vida vacío de tal manjar. Siento el cambiar del color de mis ojos oscuros a rojizos, siento el crecer de mis colmillos… y siento como todo, a excepción de mi codiciada presa, desaparece.

Tal vez no tenga salvación, tal vez ya este condenado por los siglos de los siglos vagando solo, viendo como muere todo aquello que me rodea, sin poder probar bocado ni saciar mi sed con agua o vino… tan solo sangre. Sed de sangre. Mi vida por la de los demás. ¿Tan importante es mi vida que han de pagar el resto de mortales tal precio? ¿O tan vil fui como para verme convertido en la muerte, en el recolector de almas que jamás verán el cielo?

No sé lo que soy. Solo sé lo que necesito, lo que quiera y desee ya no existe… ni el amor ni el saborear una buena comida, ni siquiera el placer de yacer con una mujer hermosa… solo sangre, cuanto más fresca y joven mejor. ¿Qué he de hacer? Si deseo perderme en mi sed se que jamás seré el mismo ni tampoco podre volver a serlo, algo en mi desaparecerá, me dejara vacío como yo a mis presas. Pero, ¿Por qué he de continuar con mi humanidad, sufriendo por ella, si no tengo a nadie con quien compartirla?

Demonios nos llaman, diablos, monstruos… no creo que seamos tal cosa, tan solo estamos perdidos. Dicen que aun estando perdido, encontraremos el camino. No es verdad. Nosotros, los perdidos, no encontraremos jamás el camino por nuestra parte a menos que nos detengamos. Aquellos que no se han detenido han ido sembrando dolor y muerte por aquellos parajes donde vagan. Si ese es mi camino, jamás daré un paso más, jamás morderé una vida para saciar una sed llena de odio y maldad. Aquí me detengo ante mi sed, le digo al diablo, al ser que me revivió, que jamás seré uno de sus hijos. Dicen que me devolviste la vida, pero únicamente me diste más muerte de lo que hombre puede acarrear sobre sus hombros. Jamás beberé del tal maldad, jamás seré aquello que teman los hombres, jamás caminare un paso más para disiparme en la oscuridad… a menos que ya este perdido. 

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