jueves, 17 de noviembre de 2011

La belleza del beso

Mirando la pantalla vacía del ordenador pienso. Pienso en todo lo que ha ocurrido a lo largo de esta última temporada. Partes buenas, parte no tan buenas. Buenos recuerdos y recuerdos inolvidables. Sientes palabras, escuchas caricias… todo te envuelve en un calor tan frío que te hiela el mero hecho de recordar que ya no están aquí, que ya no están al rededor, que todo se ha convertido en un sueño, en una futura fantasía, en una triste pesadilla que mi mente reproduce desde que el agua fría corre por mi cuerpo en el amanecer de la llovizna o al cerrar mis parpados en la auge de la luna.

Por cada recuerdo el sentir se convierte en algo tan diferente como el fuego al hielo, como e agua al desierto. Recuerdas cada momento juntos. Ella al sorprenderte por la espalda, sintiendo en tu pecho sus manos apoyadas notando tus latidos, En la espalda sus brazos intentando aferrarse a ti, su cara junto a la tuya y el beso que te regala para reconocerla. También abrazos que vislumbras desde la lejanía y reconoces por el brillar de sus ojos. Miradas interminables que se funden en un beso, miradas que jamás mueren. Besos que terminan en un beso. Besos que terminan en caricias. Besos que nunca empiezan pero que jamás acaban… besos… besos… al final solo termino recordando los diferentes besos que han ido recorriendo mis labios.

Besos apasionados, besos simples pero mortales, besos suaves, besos fuertes, besos enamorados, besos tímidos, besos atrevidos, besos que robas, besos que te roban… cada beso es diferente, cada sentimiento es incomparable. ¿Qué es un beso? ¿Una muestra de cariño, de amor, de odio, de pasión, lujuria, aprecio, locura ?... cada beso contiene un mundo, un mundo inexplorado que descubrimos con cada milímetro de nuestros labios, veleros sin rumbo que recorren mares hasta chocar contra arrecifes, en mares violentos o pacíficos, en mares lluvioso o soleados, con batallas a filo de espada, o sin ellas… cada beso, es un viaje. Cada viaje, es una caricia al mundo.

De pie, sujetándola la cintura, mirándola a los ojos. Poco a poco bajando la mirada para observar sus labios que ella se muerde por impaciencia de fundirse en un roce que inundara su codicia por el tacto. El primer beso. Sientes la timidez en el nerviosismo que corre por tu cuerpo gritando e intentando mantener esa cordura que sabes que perderás conforme continúes en el tiempo manteniéndote fusionado a ella. El último beso rompe barreras. Como un león saltando por un aro de fuego, te asusta y te sorprende. Pides más pero ambos sabemos que es imposible. Tan complicado de ver como de sentir, notando el fuego a ambos lados, velando por el último beso que construiremos juntos. Pero no lo sabes. Tienes suerte de recordar cada movimiento, cada olor, cada sabor de ese último beso para recordarlo una y otra vez en tu soledad… y deseando tener un último primer beso… otra vez…

No hay comentarios: