domingo, 30 de noviembre de 2008

La mancha de la ira

Y entonces la ira inundo mi cuerpo. Sin mis dedos poder controlar, ni mis palaras acallar, los chillidos se hicieron hasta que mi boca paro de vocalizar. La mancha oscura crecía, en mis marrones pupilas se veía… la negrura aumentaba mientras el deseo de venganza me cegaba. Y tú, que fría como el hielo todo lo destruiste, y que con tanta codicia me restregaste que con tanto poder manipulaste todo aquello que con gran ilusión y placer intente crear ¿es que el demonio quemo lo que dios en siete días creo?

Qué valor hay que tener, para una vez destruirme callarte y ocultarte, borrarme y jamás hablarme… que alguien se apiade de aquellos que como pequeñas fichas utilizan a las personas a su gusto, sin saber lo que hay debajo… Mas un consejo he de daros… no confiéis en aquellos a los que su rostro no veis… mas no sabéis si mienten o te ocultan algo… algo que tan delicado parece a simple vista… a simples sentidos… mas todo acaba, y perdidos y hundidos acabamos… sed felices a vuestra merced, no os preocupéis por algún otra felicidad… mas si quieres su felicidad… solo te traerá oscuridad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

me gustan mucho estas narraciones flasheras, te agrego a ff asi las puedo leer cuando kiera, siempre y cuando q no te moleste